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Capítulo 03.

Junwon se encontraba comiendo cómodamente en el patio de la escuela junto a sus amigos, compartiendo de los almuerzos que había llevado aquel día. Era un día tranquilo mientras todos jugaban por todo el lugar y a él solo le interesaba degustar del desayuno que su papá le había preparado aquella mañana. Iba por el tercer mordisco cuando un chillido se escuchó no muy lejos de ahí y todos en la mesa voltearon curiosos.

—¡Deja de molestarme! —gritó Haneul, una de sus compañeras, al ser empujada por uno de los tres niños que la acechaban.

—Los niños como tú que no tienen padres no pueden hablar —escupió el niño mayor.

—Tengo a mi mami.

—¿Y tu papi? Debió de haberte dejado por lo molesta que eres.

—¡No soy molesta! —sus ojitos se llenaron de lágrimas, indignada de sus palabras.

Junwon se levantó justo a tiempo cuando uno de los otros niños abrió la lonchera de la niña y vació el contenido de esta al suelo, haciendo que su comida se manchara de barro y se desparramara todo.

—¿Qué es lo que hacen? —cuestionó con molestia, poniendo a Haneul detrás suyo.

—Llegó el otro sin papá —sonrió burlón ante su llegada.

—¿Por qué la molestan? Ella no les está haciendo nada, vayan a otra parte —les hizo un gesto con sus manos de que se fueran, acuclillándose para recoger las cosas pero el mayor lo empujó, haciendo que cayera de espaldas.

El empujón fue el detonante suficiente para la provocación, consumiendo el cuerpo de Junwon en total enojo y soltando el primer golpe directamente en el costado del cuerpo contrario, derribándolo. Fue cuestión de bajar la guardia cuando los dos niños estaban rodando por todo el patio con tal de no perder aquella guerra, sin interferir ningún adulto y siendo de otros niños tratando de buscar algún maestro ante el disturbio.

Pero Junwon no se acordaba de que su brazo aún estaba en recuperación, por lo que un mal golpe lo hizo estallar en llanto al sentir el hueso tan frágil aún, lastimándolo nuevamente en el proceso. El niño que estaba arriba de él tratando de soltarle un golpe se asustó por el frenético llanto y se alejó, justo cuando dos maestros se acercaron y lo ayudaron a levantarse, llevándolo a enfermería y a los implicados a dirección.

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—Entiendo, directora. De todas formas, gracias —Jimin murmuró con una mueca, saliendo de la dirección con su hija aferrada a su mano mientras sorbía ante las lágrimas.

No era un mejor semana, en sus planes no estaba el tener que cambiar a Haneul de escuela solo porque unos niños la llegaron a molestar, a tal punto que uno de ellos salió lastimado y está en observación. Aquella escuela le quedaba accesible, era un punto medio entre su hogar y el hospital, pero ahora ya no se sentía seguro sabiendo que su hija era molestada desde hace tiempo y no se había dado cuenta de ello.

El camino al hospital había sido silencioso, sintiéndose molesto al no poder arreglar nada, la discusión que tuvo con la directora y con los padres de esos niños y por sentirse mal padre al no saber lo que pasaba su hija cada día que iba a clases. Además, no le gustaba llevarla a su trabajo, pero no tenía una niñera y no podía dejarla sola en casa, de todas formas faltaba poco para cumplir su jornada de aquel día.

—Debiste de decírmelo, cariño. Cualquier cosa que te digan o hagan y que te lastime tienes que decírmelo, no puedes ocultármelo o pasará a mayores como hoy —reprendió con suavidad, dejando sus cosas sobre el escritorio del pequeño cubículo.

Haneul no levantó la vista, sabía que estaba triste y no podía obligarla a hablar, por lo que solo se limitó a suspirar y antes de que pudiera tomar asiento la puerta de la sala fue abierta, reconociendo automáticamente a las personas que pasaron.

—¡Junwon, por Dios! ¿Qué pasó ahora? —se acercó rápidamente al ver al pequeño llorar desconsolado, sosteniendo su bracito.

—Tuvo una pelea en la escuela, lo que provocó que volviera a lastimarse el brazo —Jungkook explicó mientras cargaba a su hijo en brazos, con una expresión asustada—. ¿Crees que pueda ser grave?

—Todo dependerá del golpe, llévalo a la habitación mientras busco al doctor y que lo revise inmediatamente —Jungkook agradeció en silencio por su audacia y siguió las indicaciones, teniendo a una pequeña niña detrás suyo.

—¿Junwon?

—¡Haneul! —chilló el menor aún con su rostro empañado de lágrimas, sorprendiéndose de verla ahí.

—¿Te duele mucho? Mami te curará, él es bueno —aseguró la niña con una sonrisa, quedándose a su lado cuando fue depositado cuidadosamente en la camilla.

¿Mami?, Jungkook pensó extrañado, viendo a la pequeña de reojo. Y si tenía dudas, al verla solo se aclaró para él al ver todas las similitudes que poseían. Haneul era la viva imagen en miniatura de Jimin, teniendo aquel cabello ondulado y voluminoso como él, en un color cobrizo que contrastaba con sus ojos acaramelados, seguidos por unas mejillas regordetas en una tonalidad rojiza y una nariz pequeña, igual que Jimin. Haneul poseía las facciones más remarcadas del rostro de Jimin, haciendo que cualquiera que los viera las podría confundir como padre e hija o como hermanos.

—¿El enfermero Jimin es tu mami? —Junwon cuestionó sorprendido.

Haneul asintió con orgullo, antes de que pudiera responder el mencionado apareció —El doctor ya viene, por mientras déjame checarlo en lo que llega.

Jungkook se apartó para que pudiera hacer su trabajo, sufriendo cuando a su hijo volvió a recordar su dolor en el brazo y sus lágrimas volvieron a parecer. Haneul tomó su mano y le dijo como su mami le daría una paleta si se portaba bien, que él también recibía una cada que lograba hacer una tarea o hacía sus deberes como le eran asignados.

—¿Ustedes se conocen? —preguntó Jimin con curiosidad, sintiendo a su hija muy cómoda con Junwon.

—¡Él me defendió, mami! Él apartó a esos niños feos de mí.

Los dos adultos se miraron sorprendidos, entiendo ahora el asunto completo. Mientras que Jimin sabía que su hija había sido molestada mas no que había tenido alguien que la defendiera, Jungkook sabía que su hijo se había metido en problemas con otro niño pero sin entender el motivo de ello, solo le quería dar importancia a su lesión antes de cuestionarle lo que había pasado.

—Oh, eso es... extraño —Jungkook murmuró, sacándole una sonrisa a los dos.

—Extraña coincidencia, ¿no es así?

—Demasiado diría yo —ambos rieron, aligerando el ambiente.

—Entonces sabiendo lo que pasó, debería de agradecerte Junwon, arriesgarte por proteger a mi tesoro lo es todo para mí, no todos harían ello. Pero después de lo ocurrido y que hubo afectados, decidí cambiar a Haneul de escuela, será mejor un nuevo comienzo donde nadie sepa de su historia y no tengan con qué molestarla.

—¿Qué? ¡No puede cambiarla, yo la protegeré! —Junwon aseguró con un gesto preocupado.

—Y lo agradezco, pequeño, pero no está bien que te metieras en problemas cada que la llegaran a molestar, ¿qué tal si no corren con la misma suerte que hoy? Suficiente es que tengas tu bracito lastimado nuevamente.

—¿Hablaste con los papás de los niños? Yo podría hacerlo, igual con la directora —Jungkook intervino.

—Fue inútil, ahora entiendo porqué sus hijos son así. Solo tacharon que era mi culpa por no tener un padre que dé la cara por Haneul, como si eso justificara las acciones de sus hijos en lugar de educarlos bien.

—Bueno, nuestros hijos aprenden de lo que ven en casa, si así son los padres eso explicará muchas cosas.

La sala se quedó en silencio hasta que el doctor llegó y pasaron a revisión, dándoles la noticia que tendrá que seguir con el yeso por su nueva lesión y para prevenir que la fractura cobre a mayores grados. Junwon no le gustaba aquella idea pero tuvo que aceptar, tendría que lidiar por más semanas con el molesto yeso en su brazo.

Cuando salieron de la consulta con un nuevo yeso, Jimin y Haneul los esperaban en la sala de espera con una paleta en mano.

—Te agradezco mucho por defender a mi hija, Junwon. Sigo diciendo que eres un gran niño y no me cabe duda que de grande serás un buen hombre, además de que como en cada consulta supiste como comportarte a pesar del dolor —le tendió una paleta en su dirección y sonrió—. Quisiera poder agradecerte de mejor manera, ¿creen que pueda hacerlo de alguna manera?

Jungkook lo pensó, pero Junwon ya tenía la respuesta.

—¡Ya sé!

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